Por Pepe Delgado
“No se puede ser más grande”, así empezaré esta crónica, con las palabras de agradecimiento de Dani Martín (El Canto del Loco) al terminar el magnífico tema “Peter Pan”, cantado a dúo con Raphael y con el que nos sorprendieron a todos.
Y digo esto con argumentos. Con 66 años recién cumplidos a sus espaldas, Raphael se atreve a llenar la Plaza de Toros de Las Ventas con 9.327 seguidores -por cierto, había “brotes verdes” de juventud-, deleitándonos con más de 3 horas de espectáculo ininterrumpido, e hilvanando, uno tras otro, 45 de sus mejores temas. Y por si fuera poco reto, además, lo inmortaliza todo en una grabación para DVD (que ya estamos esperando).
Con su impresionante voz y sin despeinarse, los presentes pudimos seguirle a través de cinco pantallas gigantes, tres de ellas en el interior del escenario que además, servían para proyectar episodios de sus 50 años en la música. Y él, tan “raphaelesco” como siempre: con su chaqueta a la espalda cogida con los dos dedos -“y no me genera derechos de autor”, bromeó él-, baile con foulard rojo al son de “El gavilán (colorao)” y su número del espejo, donde pega una patada y rompe un cristal al tiempo que interpreta “Frente al espejo”. Para que luego digan que esto trae mala suerte.
Unas veces interpretó solo. Eso sí acompañado por una magnífica banda, compuesta de batería, vientos, cuerda y donde sería injusto pasar por alto el piano, que ya parece una extensión más de la voz del mismísimo Raphael y con el que existe una compenetración perfecta. Además, también nos sorprendió a los seguidores un dueto con el propio pianista, haciendo las veces de Joaquín Sabina en el tema «50 años después».
Otras, cantó acompañado. En ocasiones en cuerpo y alma: con Miguel Bosé, compartió “Morir de amor”, con Alaska “No puedo quitar mis ojos de ti”, con Ana Torroja, “Hijo de la Luna”, con su hijo, Manuel Martos, “El cielo puede esperar”, con David Bisbal, “Escándalo” y con Ana Belén y Víctor Manuel, “Quiero abrazarte tanto’”. Además del ya mencionado “Peter Pan” con Dani Martín, que por cierto, cantó con chaqueta, camisa y corbata, como la ocasión merecía. Destacar que Alaska nos confesó entre lágrimas al terminar su actuación que “había sido el mejor regalo de toda su vida” y que para Ana Torroja era su primer directo tras el grave accidente de tráfico del año pasado. Y en otras ocasiones, cantó acompañado en voz y alma: con Rocío Dúrcal, “Cómo han pasado los años” y con Rocío Jurado, “Como yo te amo”.
Fuera del escenario, un sinfín de fieles e ilustres seguidores: la Infanta Margarita, María Zurita, Lina Morgan, Antonia San Juan, María Chávarri, Terelu Campos, Luis María Ansón, Carlos Iturgaiz, Nieves Álvarez, Blanca Suelves, y el consuegrísimo José Bono, entre otros.
“Cumplo el sueño de mis primeros cincuenta años en los escenarios, porque tengo fuerzas para seguir más”, confesó Raphael. Eso esperamos todos.
Mensaje de un fiel seguidor
Hola Rapha,
Otra maravillosa velada los dos, cara a cara. Ya tengo muchos de tus discos dedicados, libros y hasta un cartel de esta última gira. Aprovecho siempre que vienes a la radio para verte. Te he visto en el teatro, me acompañas todas las Nochebuenas en «la tele» y sólo me quedaba esto, disfrutarte en un entorno como son Las Ventas. Aunque para serte sincero (siempre lo somos entre nosotros, tú nunca me haces un playback y yo nunca te miento), si bien el escenario es bucólico y la única manera de acoger a casi diez mil personas, sus asientos, son muy poco acogedores. Y lo que es mucho peor, hace imposible ese magnífico momento en el que tiras el micrófono y cantas, a pulmón abierto, como de verdad hay que escucharte (o por lo menos, alguna vez en la vida).
Pues eso, allí estaba yo el pasado viernes, frente a frente, como tú con tu espejo. Comenzamos con “Cantares”, pero sin Serrat. No habían pasado ni un minuto de concierto, y ya me habías puesto la piel de gallina. Y así, hasta las más de tres horas de espectáculo en las que terminaste con un brevísimo «Yo soy aquel». ¿Por qué una versión tan corta? Esto, lo uno a la lista los reproches, que lo sepas, junto con el de las gradas incómodas.
A ti te acompañaban tus amigos en el escenario, bueno, tu hijo y tus amigos. A mí me acompañaban en las gradas mi hermano y mis amigos (y por cierto, gracias, Luis). Aquí, he de reconocer que yo tenía amigos que no se sabían las letras de tus canciones, normal, estaba haciendo afición. ¿Pero tú?… ¿Qué le pasó a Víctor? Bueno, le perdonaré porque bastante mal rato pasaría él.
Supongo que puede parecer de mal gusto hacer referencia a la coincidencia de que celebrabas tu 50 aniversario en Las Ventas el mismo día en el que fallece del “Rey del pop”, a los 50 años. En fin, coincidencias de la vida. No voy a comparar y ni mucho menos valorar ni estilos de vida, ni formas de llevar la grandeza y la fama. Sólo una cosa, como bien dice tu hijo en su canción, “El cielo puede esperar”.
No me alargo más. Sólo me queda darte las gracias. Gracias por hacernos disfrutar. Gracias por hacernos más felices