Durante 17 años Juan Francisco ha creído que su mujer perdió la partida de billar porque él era mucho mejor que ella en el juego… la apuesta era fácil: si él perdía no la volvería a llamar y si él ganaba ella tenía que acceder a cenar con él… hoy sabemos que ella ¡se dejó ganar! porque sabía que “si perdía (la partida), ganaba mucho (al que ahora es su marido)”.