Hace unos años Raúl tuvo que ir al velatorio del padre de un buen amigo suyo. Y le toco sentarse en unos bancos portátiles (como los del cine), como estaba muy nervioso no paraba de moverse, y se dio cuenta que cuando se movía él se movían todas las filas, así que le empezó a entrar la risa, que no se podía aguantar, entonces se movía más, así que los de las filas de adelante también… y así todo el rato, se tuvo que morder el labio ya que no aguantaba más de la risa, incluso hasta se hizo sangre. Al final acabo llorando de la risa, que incluso una mujer le dijo que le entendía que se pusiese así por la perdida del padre de su amigo. Se tuvo que salir del velatorio de lo mal que lo estaba pasando.