Estuvo viviendo en Norteamérica hace muchos años, incluso su hija nació allí. Y los padrinos de la niña eran mejicanos, y un día les invitaron a comer a su casa para celebrarlo, así que Antoñita se fue al supermercado ella sola a comprar champán para celebrarlo. Cuando llegó al supermercado le hizo mucha gracia las botellas, ya que cada una iba con un lacito de colores diferentes, así que se llevo 6. Llegó a casa y las metió en la nevera. En el momento del brindis Antoñita sacó las botellas, y cual fue su sorpresa, que sus amigos los mejicanos se empezaron a reír un montón, y es que resulta que en vez de comprar Champán compró champú.
Los grandes problemas del idioma en el extrangero
Redacción Radiolé 29/02/2012, a las 11:54