Una de las costumbres de Rafaela a parte de levantarse con los dos pies, es la siesta, algo que encima le ha pegado a su hijo. Rafaela no puede estarse un día sin echarse la siesta.
No sin mi siesta… ¡¡cómo buen español!!
Redacción Radiolé 16/04/2012, a las 13:06