Mari un día fue a una tienda a comprar un buda, con tan mala suerte que solo quedaba uno, y como ella lo quería si o si se lo llevo. Al salir de la tienda se extraño por que el buda tenía una cara muy rara, incluso le preguntó a una amiga si los budas eran como los pitufos, y al fijarse más se dio cuenta de que era bizco. Así que lo metió en un cajón encerrado por que le daba “yuyu”