Daniel aun sigue enfadado con sus padres, y es que cuando era pequeño le regalaron un cojín para la cama, y el toda su vida se lo ha llevado a muchos sitios ya que le cogió mucho cariño, pero con el tiempo el cojín fue empeorando. Lo tenía descosido por todas partes, sucio, roto… y un día sus padres lo cogieron y se lo tiraron.