Juani ya no sabe ni lo que hacer, por que da igual como se coloque su marido, boca abajo, de lado, girado… de todas formas ronca muchísimo. Ha intentado todo para que pare, que si darlo codazos, patadas, taparle la nariz, y aun así sigue. Incluso ronca hasta cuando se sienta en el sofá. Al oír a Lola esta mañana que contaba lo de las pelotas de tenis en la espalda, ella dice que su marido necesitaría un flotador entero con pelotas para que deje de roncar. Juani a mitad de la noche se suele cambiar de cama.