La cantante extremeña Rosa Morena nos ha dejado. Ha sido en su Badajoz natal después de muchas décadas luchando contra el cáncer. Ha ocurrido en la Unidad Oncológica del Hospital Universitario de Badajoz donde ya recibía cuidados paliativos.
Rosa comenzó a cantar con apenas 5 años y pronto se convirtió en una de las figuras más representativas de una nueva forma de entender la canción española y la rumba. Camilo Sesto dijo de ella que era «la Marilyn Monroe española». Se dio a conocer como Oti, pero fue en un programa de Radio Madrid donde la bautizaron como Rosa Morena.
Suyos fueron éxitos como «Perdido Amor», «Me desperté llorando» de Palito Ortega y, sobre todo, el clásico «Échale guindas al pavo».
Su popularidad en los años 70 fue abrumadora, sus apariciones en televisión, no exentas de polémicas con la censura, eran una auténtica revolución en una España que miraba al mundo en blanco y negro. Vendió discos hasta en Japón y coincidió cantando en Nueva York con Sammy Davis Jr. y el mismísimo Frank Sinatra al que, cuentan, conquistó a golpe de melena.
Con su marcha perdemos a la verdadera pionera del flamenco pop español. Rosa reinventaba «La Zarzamora», «La Hija de Don Juan de Alba» o «La lirio» sin ningún tipo de vergüenza, ante el asombro de los puristas a los que ella miraba con su pícara sonrisa.
La enfermedad le sobrevino en 1987, cuando aún gozaba de gran popularidad, y frenó su salto a Hollywood, donde la cantante no pudo cumplir con un contrato con la Paramount. Tras años de silencio y lenta recuperación la extremeña volvió a grabar discos, ya sin la repercusión de antaño pero con una fuerza física espectacular a pesar de las circunstancias.
Rosa Morena se ha marchado tranquila, en silencio y con la pena de no haber recibido la Medalla de Extremadura, tierra de la que presumía en todas sus apariciones.
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