En mi familia nunca se han cumplido los tópicos. Así que desde pequeño decidí que la familia era algo que se podía ampliar y extender al gusto.
También, desde pequeño sentía admiración incontrolada hacia unos aparatos gigantes con botones y luces, micrófonos y pantallas que no sabía demasiado bien para que servían.
Fui descubriendo que esa admiración se llamaba «devoción», y que todo eso era el medio más mágico y bonito del mundo: la radio, donde he ido ampliando mi familia desde hace muchos años.
Ahora tengo la sensación de tener la familia perfecta. La que pienso cuidar y disfrutar el mayor tiempo posible. Y como buena familia, vamos a vivir juntos momentos que voy a recordar siempre con la mayor de las alegrías.